
En ARPA reconocemos que la violencia es una práctica que implica experiencias discriminatorias y excluyentes, conductas donde el abuso de la fuerza, el estatus o la autoridad se realizan de forma consciente, pero también, en muchas ocasiones, a partir formas aprendidas socioculturalmente que producen daño en todos los niveles.
Programas que buscan la prevención de la violencia de género y la justicia social, no se instituyen para favorecer a ciertos sectores sino para promover una mejor convivencia desde la pluralidad, la justicia, la equidad y tolerancia. Valores que para ARPA son preponderantes.
ARPA se compromete a no poner calificativos, no polarizar, no clasificar, no discriminar, no radicalizar, no enfocarse en las diferencias y a trabajar para que nadie en la comunidad lo haga.
La Institución ha generado mecanismos para prevenir y erradicar la violencia; específicamente la violencia de género y la discriminación. Los objetivos de estos mecanismos son: 1) Mejorar la convivencia, 2) Garantizar la inclusión, 3) Establecer acciones y medidas de prevención y 4) Proponernos como una nueva ciudadanía, con otros valores y otras representaciones sociales, una sociedad libre de violencia.
Tener objetivos quiere decir que hay un fin por alcanzar, acción que implica pasos de los cuales no debemos saltar ninguno. No se trata solo de seguir un protocolo institucional, sino de garantizar la sororidad y la empatía a través de formas que no vayan en contra de los derechos humanos. No queremos callar, pero tampoco exhibir. Sentimos empatía y priorizaremos la posibilidad de transformación, evolución, resarcimiento, e incluso de resiliencia, que cada integrante de la comunidad universitaria posea.
Considerar el carácter punitivo como la única vía para la resolución de problemáticas vinculadas con la violencia de género, nos impide discutir y profundizar sobre la cultura y prácticas estructurales conservadoras donde se exhibe, señala y condena; donde se subordina y jerarquiza a una persona sobre otra por estatus, edad, raza e incluso por una calificación. Prácticas que aprendimos a lo largo de nuestras vidas y que por lo tanto podemos desaprender a partir del diálogo.
El compromiso de ARPA estará enfocado a cuestionar la naturalización de la violencia de género más allá de la universidad, mediante talleres, contenidos de materia y prácticas artísticas. Damos y daremos voz cuidando siempre la igualdad y respeto a la diversidad y las condiciones de cada integrante en la Comunidad Universitaria (estudiantes, docentes, personal administrativo).
Como universitarias y universitarios nos comprometemos a escuchar y dejar en claro no solo los mecanismos, sino los derechos y obligaciones a los que se compromete cada individuo desde su ingreso a la Institución.
Como artistas, creemos en la posibilidad de cambio y de transformación a través de nuestra práctica profesional, la cual nos permite profundizar en el análisis de la realidad, del lenguaje, conceptos e imaginario.
Las medidas de ARPA con perspectiva de género son las siguientes:
- Información y sensibilización
- Formación y capacitación
- Visibilización
- Selección y evaluación
- Atención y seguimiento a casos de violencia
El programa de perspectiva de género se revisa y actualiza constantemente, en colaboración de otras instancias como la Dirección Institucional de igualdad de género (DIIGE), la Dirección de Acompañamiento Universitario (DAU), la Defensoría de los Derechos Universitarios (DDU) o la Oficina de la Abogada General (OAG).
